miércoles, 22 de julio de 2009

|Fortalezas Sagradas|

La Época medieval acarrea una serie de conceptos, hechos históricos y espacios cronológicos, que a su vez se encuentran ligados a imperios, grupos étnicos y una política controversial. Personalmente, admito que no estamos tratando temas tan desconocidos a lo que es la historia actual, sin embargo lo que hace fascinante a esta línea temporal, es la cultura teológica y las creencias que servían de escudo, o en muchas ocasiones de espada, ante la constante lucha por el territorialismo, el imperialismo, y la hegemonía religiosa. A final de cuentas, cada creencia tiene un origen, cada cultura tiene un hogar, y las Catedrales, no solo eran espacios magnos de ostentosa arquitectura, no eran rocas colocadas estratégicamente formando una obra maestra, eran cunas de ideales y sobre todo guarida de creencias tan fuertes, que se consideran a sí mismas, responsables de todos los pasajes históricos que han tomado protagonismo desde el siglo IX.

Antes de comenzar a exponer mi criterio y derrochar las palabras que transmiten mis convicciones, considero prudente hacer una pequeña visita histórica a lo que era la extravagante y añeja Europa. En esta época pudimos presenciar el Imperio bizantino, el reino eslavo, el imperio carolingio y el reino germano romano, lideres como: Carlo Magno, Ludovico el Pio, Lotario I, Luis el Germánico, Carlos II, Luis II, Carloman, Luis III, Carlos III, Arnulfo y Luis el niño; fueron figuras que a través del tiempo, implantaron medidas y forjaron pueblos. Pero donde quiero aterrizar es en lo que fue la influencia intercultural que tomo presencia dentro de lo que hoy llamamos España y las relaciones hostiles de las mismas.

En el año 711 los árabes deshacen el Reino Visigodo, produciendo una división étnica notable, se puso en el tapete tres religiones dominantes: el Cristianismo, el Judaísmo y el Islamismo. Esta influencia me trajo a ponderación la historia de tres Estructuras Culturales (fíjense que no las encasillo arquitectónicamente), estas son: La catedral de Burgos, refugio de la fe cristiana; La Mezquita de Córdova, morada de los criterios musulmanes, y La sinagoga de Toledo, albergue de las creencias judías. Esta Línea de localidades de norte a sur, traza lo que es el centro de España, y lo que en un momento fue el centro de las creencias de la península ibérica.

Es increíble cómo, en estas luchas de intereses, en estas competencias religiosas, se van adquiriendo riquezas monumentales a través de las conquistas, pues si bien los cristianos recuperaban sus territorios ante las imposiciones judías o árabes, aquellas magnificas obras se traspasaban de manos ignorando el respeto a las mismas y ampliando su estructura física expeliendo lo sacro de su historia.

Como mencione al principio, los hechos arrastran una hilera de consecuencias, y de esta manera presenciamos el efecto domino de la vida, vemos en la actualidad las repercusiones de aquellas acciones tomadas por líderes políticos que a su vez se camuflajeaban como profetas de la religión de sus orígenes. Aquellas catedrales, aquellos monumentos, eran cuarteles de una guerra que se iba mas allá del materialismo y de las vidas humanas, una batalla territorial, étnica y mística que condujo a la España antigua, a un largo proceso (de más de siete siglos) encaminado a buscar la religión dominante que asegure una identidad concreta.

Las Catedrales de España, son sin lugar a dudas un legado plausible del pasado, son evidencias de lo que es una historia artística, política, social y cultural. Pero no debemos ignorar que cada piedra se encuentra sellada con sangre, cada puerta relata una historia y cada ventana lleva consigo la ambición de grandes hombres que construyeron la plataforma de la actualidad.
NmRizik

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